Por Teresa Garza

Steve Carell y Paul Rudd, dos de los máximos exponentes del género de la nueva comedia americana regresan arrasando los cines de la unión americana este fin de semana con el remake de película francesa “Cena para Idiotas” (98). Y menciono una vez más el género de la nueva comedia americana, por que de tanto ver el mismo formato ya no la considero tan nuevo. Esta fórmula la puso de moda el Director Judd Apatow desde su película “The 40 Year Old Virgin”, precisamente con Steve Carell. Aunque esta cinta tiene toda su firma, Apatow no estuvo para nada implicado en este proyecto. No podemos, ni debemos omitir o menospreciar el trabajo del Director Jay Roach, quien también tiene una amplia y exitosa trayectoria en el mundo de la comedia con éxitos taquilleros como “Austin Powers”, “Meet The Parents” y su secuela “Meet the Fockers”. Este verano nos trae una Avenida Higland (en el corazón de Hollywood) tapizada de publicidad y una dosis de humor cruel para arrebatar carcajadas.

En este caso Paul Rudd es un joven ejecutivo ambicioso a quien se le presenta la oportunidad de ascender. Pero para formar parte del elitista grupo de los directivos exitosos e inteligentes, tiene que pasar la prueba de fuego. Y esto implica invitar a una persona, como podría explicarlo…mmm…. cuya cualidad sea: “ser tonto”. Cuando finalmente encuentra al elegido, Steve Carell, ni se imagina que otro de sus dones es el ser maestro de las catástrofes.

La cinta me gusto, pero me preocupa que están presentes los mismos elementos que he visto en las últimas comedias: una estrecha amistad entre personajes del mismo sexo, lo que a su vez provoca como efecto dominó problemas con la pareja, que desatan en una serie de situaciones embarazosas, que hacen que sufra el personaje principal, pero que a final de cuentas hacen que el público se muera de la risa. No me parece mal, al contrario, confieso que me dolieron las quijadas de tanto reírme. Humor cruel, pero funciona. Y a eso va uno al cine, a liberar el estrés. El problema, desde mi punto de vista, es que si continúan usando los mismos componentes llegará el momento en que las películas serán totalmente predecibles, no solamente en cuanto a las tramas, sino también en cuanto a los actores (todos graduados, por así decirlo, de la escuela “Satruday Night Live”) y ahí si que, ¡cuidado!, podría ser el principio de la decadencia, ya que se pierde totalmente la gracia. Me parece que estos actores no deberían permitir que su imagen se sature o sean encasillados, y ¡Por Dios! que se amplié el círculo, hay millones de actores en Los Angeles.

Pero en fin, hay que reírnos de la vida, antes que la vida se ría de uno. Regresemos a “Dinner for Schmucks”. Si no han visto la peli del 98, todavía mejor, por que disfrutaran con mayor amplitud de una trama surrealista y aparentemente ajena a la realidad, aunque no me extrañaría que Fracis Veber, escritor y director del filme original, la haya escrito basada en personajes reales.

Le doy cuatro palomitas.

Pero honestamente, me quedo con la película del 98.