Esta película “Dallas Buyer Club” es otra más de mi maratónica experiencia en Texas durante el invierno. En realidad casi me quedaba a acampar en los jardines del cine, pero creo que con una temperatura de – 5o. C, no hubiera sido nada razonable.

Mi primera reacción al ver a Matthew McConaughey en la cinta fue de sorpresa, casi ni lo reconocía, extremadamente delgado y demacrado. En ese momento no tenía idea de que se trataba la película, ni tampoco que el actor había perdido casi 50 libras para representar este personaje.

McConaughey hace el papel de Ron Woodroof, un vaquero tejano que en 1985 fue diagnosticado con SIDA y al cual le dieron 30 días de vida. Así con esa crudeza y una impactante interpretación empieza la trama. La cinta está ubicada en una época en la que se descubrió la epidemia del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, SIDA, y había poca información así que plantea los tabúes, creencias y decisiones que se tomaban ante una condición de la cual poco se conocía.

Ron (McConaughey) se rehusa a creer lo que los médicos le dicen (Jennifer Garner y Denis O’Hare), especialmente porque se pensaba que era un virus exclusivo de un “segmento de la población” al cual Ron aseguraba no pertenecía. Pero  no se queda de brazos cruzados e investiga sobre su mal. Primero le pide a un intendente de limpieza de un hospital que le proporcione clandestinamente una medicina aprobada por la FDA.

Su condición empeora. Entonces le sugieren que vaya a México con un doctor americano exiliado (Griffin Dunne) que le dice que el AZT, lo que estaba tomando, es veneno y le receta un medicamento alternativo . El nuevo tratamiento estabiliza Ron. No solo eso también le ofrece la oportunidad de una mejor calidad de vida dentro de sus condiciones. A raíz de esta experiencia comienza a traer este medicamento alternativo de México y otros países, para venderlas a pacientes con SIDA en los Estados Unidos, creando el “Dallas Buyer Club” cuya membresía costaba 400 dólares.

Dallas Buyers Club está escrita por Craig Borten y Melisa Wallack y se basó en un artículo publicado en The Dallas Morning News en 1992, mientras Woodroof todavía vivía. El proyecto estuvo rondando a Hollywood desde entonces, y se pensaba inicialmente en Bradd Pitt y Ryan Gosling como protagonistas. Pero el financiamiento siempre fallo hasta que McConaughey se comprometió para hacerla. Contaron con poco prespuesto y la dirigió Jean-Marc Vallée.

Estamos acostumbrados a ver a McConaughey generalmente robándose descarada y merecidamente la simpatía del público con su arrollador carisma. Pero en este papel lo que se gana es el respeto y la admiración, porque es como un antítesis de cualquier personaje que lo hayamos visto interpretar. Desde mi perspectiva él es quien ganará el Oscar.

Hablando de premios no podemos dejar fuera el trabajo de su compañero Jared Leto. A mi me encanta desde “Requiem for a Dream”; la verdad que lo vemos actuar poco pero se ve que es muy selectivo en sus interpretaciones. En esta película le da vida a Rayon, un transexual con SIDA que se convierte en el socio de Ron. Es cautivante su desempeño.

La película es un viaje tormentoso dentro de este mundo y sirve como referencia no solo desde el punto de vista humano y dramático, sino como una propuesta informativa. A raíz de este movimiento se realizaron algunos cambios gubernamentales, y por supuesto en las compañías farmacéuticas que estaban haciendo millones de dólares con medicamentos que no eran efectivos.

Me gusto la cinta, pero lo que más me gusto fueron definitivamente…. las actuaciones.

Le doy cuatro y media palomitas.