Una de mis primeras elecciones para la Fiesta Mundial del Cine del próximo año es la magistral mancuerna de Woody Allen y Cate Blanchet en la cinta “Blue Jasmine”. A mi me encantó la película. Pero como siempre lo digo, el cine es muy subjetivo. Hace unos días le recomendé esta cinta a un amigo y me dijo, “Ya la vi… Y no, es muy deprimente”.

Puede ser, no lo niego, dependiendo del enfoque. Desde mi perspectiva hay balance. “Blue Jasmine” es una cinta que tiene drama pero no llega a ser una tragedia, y es divertida sin convertirla en una comedia. Es una especie de terapia de liberación para el personaje y para el mismo espectador.

Jasmine vive envuelta en un conflicto excistencial agudo, que asumo es previo a la crisis que desata su descontrol y que nos narra a través de su aventura. Cambiar su nombre por Jasmine, en lugar Jeanette, para llenar las expectativas de la aristocracia neoyorquina ya te pone como antecedente que es bastante insegura. Sin lugar a dudas es otro personaje memorable de Woody Allen.

De vivir en la opulencia, Jasmine (Blanchet) pasa a la pobreza cuando su esposo Hal (Alec Baldwin) es arrestado por delitos relacionados con fraude. Las circunstancias, y de alguna manera sus caprichos, la obligan a dejar su hogar de lujo en Central Park para mudarse al departamento de su media hermana Ginger (Sally Hawkins) en un barrio de clase media en San Francisco, CA. Existen muchas inconsistencias y contradicciones que solamente ella entiende, ya que desde que llega con su hermana y le confiesa que no tiene dinero, hace alusión a su viaje en primera clase y sus maletas que son de marca.

Se recurre a los flashbacks o escenas del pasado para ubicar al público entre los contrastes que acosan a esta mujer víctima, entre otros males, de una nostalgia enfermiza. Jasmine se siente miserable y desafortunada, pero utiliza una máscara de falsa seguridad para no perder la clase y el estilo. Habla mucho y dice poco; constantemente se engaña a ella misma. Los diálogos son bizarros pero encajan perfecto en el entorno. Es impresionante la transformación de Blanchet en algunas escenas.

Blanchet es bellísima con conflictos, o sin ellos. Pero cuando su personaje se ve afectado por alguna situación que la incomoda su tez se vuelve pálida, su cara desencajada y sus manos tiemblan. Y estamos hablando de secuencias sin mucha edición. Es magnífica su actuación.

Jasmine nunca trabajo, nunca se preocupo por nada y de repente tiene que ubicarse en una realidad que la obliga a vivir sin privilegios como cualquier persona. No puede aceptarlo. Suena sencillo y fácil de resolver, pero es muy complicado porque la historia te lleva a los laberintos mentales de una persona totalmente desorientada. Su psicología es intensa e impresionante: depresiva, neurótico, descontrolada.. pero genial, al estilo Woody Allen.

Lo brillante para mí es que a pesar de las situaciones devastadoras por la que pasa la protagonista, siempre encuentras ese toque de cinismo y comicidad que de manera inevitable te hace reír, y es porque lo relacionas con el mundo real y la inestabilidad emocional que existe en todos, en algún momento de la vida o siempre, pero que se mantiene oculto por “vergüenza” o “tabú”. Quién sabe.

Aquí no hay buenos ni malos, simplemente hay personas. Creo que es un mayor reto mantener la atención y provocar ansiedad cuando no hay antagonistas, o si los hay, son producto de una mente confusa dentro de un universo absurdo y real.

Surgen algunos enfrentamientos con su hermana irónicamente porque quiere imponer su volutand y controlar su vida. Su entorno le parece patético. Hasta sus hijos y su pareja (Hawkins). Y menciono a la pareja (Andrew Dice) porque también me gusto mucho su desempeño; no me extrañaría que también su nombre figurara como actor de reparto.

Es una historia sólida. La trama es muy ingeniosa. Los personajes están muy bien definidos.

El trabajo de todos los actores es espectacular. Pero como nombres que podríamos escuchar en la próxima entrega de los Oscar me atrevería a mencionar a Cate Blachet y a Woody Allen.

Es muy pronto, pero ya estoy trabajando en mi lista preliminar que precisamente en esta época es cuando empiezan a estrenarse las películas que esperan ocupar un lugar en la búsqueda de la codiciada estatuilla.

Le doy cinco palomitas.