Reseña “There be Dragons” y la objetividad.
Independientemente de la controversia que existan en torno a cualquier tema, cuando se aborda en el cine tienes que tratar de verlo de una manera objetiva. En esta ocasión me refiero a la película dirigida por Roland Joffé”: “There Be Dragons”. Es una película inspirada en hechos reales pero con mucho elemento novelero (al fin película) que narra la vida de San Josemaría Escrivá desde una perspectiva distinta; la que surge de la inspiración del mismo director Joffé quien escribió el guión. La expresión “There be Dragons” o “Habrá Dragones” originalmente se escribía en latín en los bordes de los mapas para señalar terrenos que aún no se exploraban. Un terreno desconocido siempre provoca en quien se atreve a recorrerlo por más valiente que sea, sentimientos de incertidumbre e inquietud. Se pueden encontrar muchas cosas en la búsqueda hasta dragones, metafóricamente hablando. El título me parece apropiado por que los personajes centrales se enfrentan a terrenos desconocidos cada uno en su propio círculo, aunque de alguna manera sus vidas se entrelazan, y precisamente por la falta de conocimiento todos temían que los hubiera. Comencemos por el periodista Robert (Dougray Scott) quien se impone como meta escribir un libro sobre la historia del ahora Santo, Josemaría Escrivá, poco después de su muerte. Sus líneas de investigación lo llevan a una fuente muy cercana y quizás la más fiable y fidedigna, su propio padre Manolo (Wes Bentley) con quien no mantiene buenas relaciones. Pero para darle seguimiento a su proyecto hace a un lado el orgullo y se aproxima a él solicitando información sobre Josemaría. El reencuentro destapa una caja de Pandora que revive fantasmas; y son precisamente esos fantasmas los que nos narran la niñez y juventud de Manolo (Wes Bentley) y Josemaría (Charlie Cox). Se utiliza el recurso del flashback pero muy sutil, nada abrupto, para transportar al espectador a los juegos infantiles, a las diferencias sociales, al seminario, a la amistad estrecha de los pequeños y al rompimiento de la misma cuando sale por la ventana la inocencia; pero se muestra algo aún más interesante que el resquebrajamiento del Gobierno Español con el arribo de la Guerra Civil. Dos vidas que se van desarrollando paso a paso a la medida de sus propias decisiones y que terminan por tomar caminos opuestos. En el caso de Josemaría con una “visión divina” y en una época de persecuciones religiosas se lanza a la tarea de implementar la práctica de la santidad en la vida ordinaria fundando el Opus Dei. Terminen de leer que esta reseña no lleva consigo ningún mensaje religioso. Y creo que aporta mucho cinematográficamente hablando, ya que el director expone desde un punto de vista bastante imparcial dos temas que solemos evadir: política y religión. Por su parte Manolo se enlista como espía de los nacionales en las filas republicanas, y se enamora sin ser correspondido de una joven húngara de las Brigadas Internacionales, amante del líder anarquista Oriol. Las actuaciones me parecieron muy atinadas, así como el casting. Charlie Cox con su rostro casi infantil, irradia ternura y paz. Es totalmente creíble. Si Josemaría fue así como el personaje que interpreta Cox realmente su nivel espiritual. independientemente de la religión que profesara, era muy elevado y no porque hiciera milagros, al contrario porque fomentaba la relación con Dios a través de lo ordinario, y eso aunque suena sencillo en la práctica es a veces lo mas difícil. Por su parte Manolo decide tomar el camino del odio y del rencor. Su personaje habla poco, pero la interpretación de Wes Bentley es magnifica porque es muy corporal. El mismo interpreta a un hombre de la tercera edad y aunque el maquillaje lo apoyó, me pareció un poco exagerado, es más su actitud y sus movimientos corporales los que te hacen querer ayudar al pobre viejo amargado (por gusto). Cuando interpreta al Manolo joven, Wes Bentley utiliza mucho la expresión facial, su ceño fruncido, su mirada profunda con esos intensos ojos azules, dicen mucho mas que mil palabras en escenas clave. No mencionare más detalles de la película por si van a verla. Algunas escenas son bastante fuertes se los advierto. Y es recomendable para personas de criterio amplio.
La película es en Inglés, aunque cuando mencionan los nombres en Español es curioso, porque no existe ningún tipo de acento. Se nota que recibieron asesoría en este apartado. La cinta fue rodada en varias locaciones entre ellas, Argentina y España. Logra ambientar con propiedad las tres épocas en las que esta ubicada: principios del siglo XX cuando Manolo y Josemaría eran niños; el período bélico de la Guerra Civil que coincide con la juventud de los dos personajes centrales y la década de los ochenta con la aparición del periodista Robert. A pesar de que la “Historia” en general apunta a ser partidista, me refiero a la de los libros de texto, el director la maneja sin llevarnos a ningún mensaje de propaganda extrema. Ni siquiera el tema del Opus Dei. Se aprende de donde surge este movimiento, de los feliz que hacía a los involucrados en el mismo a pesar de las vicisitudes, de la mezcla humanidad, realidad, espiritualidad y santidad como un todo, pero nada más. La acción es continúa, capta tu atención desde la primera escena. La cinematografía es excelente, me recordó mucho a su inolvidable trabajo en “The Mission”. Con mucha calidad artística y tomas muy bien cuidadas; de hecho mis favoritas son los encuentros bélicos en la Guerra Civil. En resumen, es la película de la vida de un santo narrada de una manera original que desde mi percepción y con la humildad que lo presentan, supongo que ni siquiera hubiera aceptado el título de “santo”.
La historia tiene su mensaje definitivamente. No sales con la mente en blanco: piensas en el perdón, en el libre albedrío y en el encuentro contigo mismo. Te hace reflexionar. En lo particular solo amplio mis conocimientos en relación al movimiento del Opus Dei, así que no se asusten, no es como pensar que lo que quieren es lavarle a uno el coco. Reconozco que aunque no soy seguidora del Opus Dei me parece un movimiento bastante positivo, si es que se practica bajo los cimientos que estableció su fundador, pero nada mas. A final de cuentas la libertad de verla la película y de crear su propio criterio en relación a la esencia del Opus Dei, sin permitir impregnares de prejuicios, es tuya. Es un tema de moda, controversial, que ha provocado mucha polémica, pero dale espacio a los orígenes por lo menos mientras estas en la sala de proyección. A algunos les llegará el mensaje al punto de hacerlos cambiar su vida como es el caso de Wes Bentley, cuya entrevista adjunto; y lo sé, para otros será una película tipo palero para aumentar las filas del Opus Dei en tiempos en los que la necesidd de la espiritudalid es apremiante. Para mi valió la pena y solo comparto mi punto de vista. Le doy cuatro palomitas.
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- Teresa Garza
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