Cortesía: The Weinstein Company “Lee Daniels’ The Butler”

Acabo de ver “Lee Daniels’ The Butler”, y lo primero que se me vino a la mente al momento de salir de la sala (además de conseguir un kleneex) fue que muy seguro que escuchemos de ella durante la temporada de premios del cine mundial.

“Lee Daniels’ The Butler” narra la vida de Cecil Gaines (Forest Whitaker) , un mayordomo de la Casa Blanca que sirvió literalmente al país, desde la administración de Eisenhower hasta la de Reagan. La cinta comienza desde su niñez trabajando en la agricultura en una plantación de algodón, viviendo con su familia bajo condiciones de extrema pobreza y explotación. En su afán de superarse se convierte en un empleado doméstico de lujo. Sus habilidades le abren las puertas de la Casa Blanca.

Aunque la historia está basada en la vida de Eugene Allen, un mayordomo que trabajo en la Casa Blanca durante siete períodos presidenciales, tiene su toque de ficción y no es tan puntual en los detalles, supongo que para resaltar el dramatismo en períodos de mayor fricción.

A pesar de este hecho queda muy claro el recorrido histórico por las distintas etapas por las que ha pasado la comunidad afroamericana para lograr que respeten sus derechos civiles, no solamente como ciudadanos de este país, pero especialmente con la justicia que como seres humanos merecemos. De hecho el recorrido se extiende hasta el momento en que Barak Obama es nombrado Presidente, algo que en otra época era simplemente inconcebible.

Desde el punto de vista cinematográfico es una historia con un guión sólida que conmueve, estremece, te hace sonreír, te hace llorar y te inspira. La ambientación en cada una de las épocas es maravillosa.
El vestuario y el maquillaje al pasar de los años.

El personaje principal Cecil Gaines es interpretado magistralmente por Forest Whitaker. Es un hombre sencillo, metódico, chapado a la antigua (me recordó a mi padre y sus principios éticos). Precisamente esa normalidad dentro de situaciones extraordinarias es lo más sobresaliente de su actuación.

Como mayordomo el silencio es oro, aun que como persona las conversaciones y decisiones que escucha en la Casa Blanca lo atormenten porque sabe que afectan a su familia. Es un papel que exige mucho control. El reto es expresar corporalmente y a traves del silencio ese calma que esconde un dolor profundo.

Oprah Winfrey hace el papel de la esposa de Cecil. Convincente y emotiva como actriz. Winfrey nos muestra una madre y esposa que vive intensamente las altas y bajas de una vida “normal”.

La pareja tiene dos hijos Charlie (Isaac White) y Lewis (David Oyelowo). Cada uno sirve al país de manera distinta con la misma convicción e idealismo de sus padres.

Lewis (Oyelowo) ocupa un lugar protagónico ya que se rebela a servir de manera sumisa y espera un cambio en la sociedad. Se convierte en activista y esto genera tensión con su padre.

Esta temática obliga al espectador, de una manera fascinante, a experimentar una situación de “vivir entre la espada y la pared”, o poner las cosas en una balanza y darle prioridad a lo que lo tiene. Esto para mi es un punto clave que te mantiene tensa y que esperas que llegue el momento del alivio y el descanso.

La perspectiva es claramente desde el punto de vista afroamericano y lo vemos con sus protagonistas. Eso me gusto mucho porque con este tipo de historias generalmente se tiende a narrarlas con personajes centrales anglosajones o blancos (como quieran llamarlos).

Los presidentes fueron muy bien caracterizados: Robin Williams (Dwight Eisenhower), John Cusack (Richard Nixon), John F. Kennedy (James Marsden), Liev Schreiber (Lyndon B. Johnson), Brit Alan Rickman (Ronald Reagan) y hasta Jane Fonda que la verdad me encantó como Nancy Reagan.

Me parece que los papeles de todos son extraordinarios, pero de manera particular resalto el trabajo de Winfrey. No dudo que el nombre de esta película, y en especial el Winfrey se escuche durante la época de premios.

Es una película excelente. Altamente recomendable. Le doy cinco palomitas.