Después de que su primera incursión por la franquicia de “X-Men” con “X-Men: First Class” fue recibida con entusiamo por los críticos y tuvo una respuesta perfecta por parte de la audiencia, que dejó en las taquillas de todo el mundo 350 millones de dólares, lo lógico era que Matthew Vaughn se hiciera cargo de la siguiente película de los mutantes, “Days of Future Past”. Era la decisión perfecta para un director cuyas elecciones nunca pasaron desapercibidas desde que debutó en el cine una década atrás con “Layer Cake”, el filme británico que presentó en sociedad a las futuras estrellas Daniel Craig y Sienna Miller.

Sin embargo, cuando Vaughn supo que el legendario Mark Millar acababa de terminar una nueva historieta sobre el mundo del espionaje, no pudo resistir la tentación de sentarse a leerla. Después de todo, era el mismo creador de las historias que luego habían llegado al cine como “Wanted”, protagonizada por Angelina Jolie, y “Kick-Ass”, la que casualmente había sido dirigida por el, generando una conmoción con su inusual descripción de la violencia en el cine y convirtiendo en estrellas, tal como suele ser su costumbre, a Aaron Johnson y Chloe-Grace Moretz.

Cuando vio el potencial, Vaughn no lo dudó. Abandonó a los mutantes y se entregó en cuerpo y alma a crear “Kingsman: The Secret Service”, una revolucionaria propuesta de cine de espionaje que homenajea a clásicos del género como James Bond y Jason Bourne, pero manteniendo el estilo divertido, contemporaneo y violento que suele caracterizar a las películas del director inglés.

Decidido a crear una historia memorable para la pantalla grande, el realizador convocó a la guionista de muchos de sus films, Jane Goldman, y juntos transformaron la historia de Millar en algo completamente nuevo. Luego, se tomó el trabajo de convencer a Colin Firth para que se convirtiera en un espía de la vieja escuela que es capaz de liquidar a 20 rivales sin arrugarse el traje, una propuesta que entusiasmó al ganador del Oscar por “The King’s Speech”, quien en la película terminada, es tan encantador y mortífero como Harry Hart como cualquiera de los que han encarnado alguna vez al 007.

“Kingsman: the Secret Service” revela ante la audiencia un secreto que nunca antes se había difundido. En Inglaterra existe un cuerpo de elite de espías de primer nivel, listos para resolver todo tipo de problemas sin dejar rastros de que alguna vez han pasado por allí. Más secretos que el MI5 y más efectivos que Scotland Yand, los Kingsman sólo tienen un problema: son cada vez menos y necesitan convocar con urgencia a gente nueva. Pero para sumarse a la organización hay que pasar una serie de pruebas que demuestren que el candidato ideal no fallará cuando llegue el momento crucial. La tarea de selección recaerá no sólo en Hart, sino en su jefe, encarnado por el eximio Michael Caine, y el severo Merlin, papel a cargo del siempre brillante Mark Strong.

Entre los postulantes, dos se destacarán de inmediato: el rebelde Eggsy (Taron Eggerton) y la infalible Roxy (la bellísima Sophie Cookson). Que tienen el talento necesario quedará en claro cuando los tiempos se aceleren y tengan que ayudar a Hart y Merlin a desbaratar los planes del astuto empresario Richmond Valentine (Samuel L. Jackson) para apoderarse del mundo.

La acción, el suspenso, el humor y las chicas lindas abundan en “Kingsman”, una revolucionaria mirada al cine de espías que con muchos ingredientes más, dejará una marca en la larga historia de uno de los géneros más populares de la pantalla grande.