Después de trabajar por años en diversas salas de noticias, llegas a distinguir los lugares en los que los hechos simplemente se convierten en un material flexible que puede manipularse “a conveniencia” para atraer más televidentes, lectores o radioescuchas, según sea el caso.  De hecho me alegra que el conocimiento sobre las fábricas de noticias no sean ya un secreto; el tema se ha manejado en muchas películas y programas de televisión.  En la serie de The Wire, por mencionar un ejemplo y un muy válido, el personaje del joven ambicioso reportero Scott Templeton dispuesto a mentir para sobresalir lo interpretó el actor Thomas McCarthy.

Curiosamente es ahora el mismo McCarthy el que se sienta en la silla del director y nos muestra el lado opuesto en Spotlight; la cara de la moneda que dignifica la labor del periodista y muestra como el compromiso honesto y la ética puede llevar a descubrir verdades que incomodan, pero que pueden poner a salvo la integridad de quienes confian en personas, que descansan su reputación en ser representantes de instituciones sólidas y respetuosas como lo es la Iglesia Católica.

La cinta ganó el Oscar como Mejor Película este año y desde mi perspectiva se lo merecía. Me pareció prudente y sin sensacionalismo morboso, la manera en que se plantean objetivamente los desagradables hechos; por otra parte es destacable la actuación de todos los involucrados en la cinta, especialmente los protagonistas:  Michael Keaton, Mark Ruffalo y Rachel McAdams.

La película no presenta una propuesta visual llamativa porque la mayoría de las escenas se desarrollan en la oficina de los periodistas de investigación del Boston Globe en el 2001. Es la trama la que atrapa al espectador. Planos sencillos con personajes convicentes.  Poco a poco los reporteros van colocando las piezas de un rompecabezas escalofriante que dejo al descubierto como el Cárdenal Bernard Law y otras autoridades eclesiásticas no solamente estaban enteradas de los abusos sino que con una pequeña indeminización compraban el silencio de las víctimas y permitieron que los abusadores regresarán a otras iglesias. La investigación lleva una secuencia lógica para el espectador que cada vez se envuelve más en una pesadilla real.

No soy muy afecta a las historias basadas en hechos reales, pero en todos los apartados existen sus excepciones y el trabajo de McCarthy no solamente es magnífico en la dirección, pero también en la narrativa visual a través de un guión sólido.

Escuché algunos comentarios relacionados con que a muchas personas les hubiera gustado saber que pasó después de que la bomba explotó. Yo quede satisfecha con el desenlace; creo que el resto de la historia la conocemos, o para los que están ajenos a este bochornoso capítulo de la Iglesia Católica, esta documentado en periódicos de todo el mundo.

La película podía prestarse para manejarla con morbo pero afortunadamente dista mucho de eso…  En resumen es un extraordinario largometraje digno de un premio de la Academia.

Como cultura general para quienes no han visto la cinta les compato que yo tuve un poco de problemas para encontrar en que cine podía ver la película antes de la entrega de los Oscar. Afortunadamente en San Antonio, Texas, siempre encuentro en el Bijou Cinema el lugar ideal. Había una sola función diaria a las 3:55 pm. (Una hora sumamente incómoda). Por eso les comparto que después de recibir la codiciada estatuilla Spotlight se está exhibiendo en muchos cines más y esa es una buena noticia.  Aquí les comparto la información: http://fandan.co/1RoWVBg

Si ven la película me dejan su opinión, me encantaría escuchar de ustedes.