No puedo negarlo, “Her” es una de mis películas favoritas del 2013. Es simplemente exquisita. Me sentí completamente seducida por un mundo extraño que me llevo a puntos extremos. Desde la nostalgia y tristeza de la soledad hasta la alegría que emana un momento sublime acompañado.

Ubicada en un futuro quizás no muy lejano, Theodore (Joaquin Phoenix) trabaja para una compañía llamada BeautifulHandwrittenLetters.com. Desde ese concepto me fascino. Theodore se dedica a escribir cartas a seres queridos, pero no a los suyos, sino a desconocidos de las cuales solo tiene como referencia su historia y una que otra fotografía.

Se la pasa hablando con su computadora todo el tiempo (¿suena familiar?), dictándole mensajes de felicitación, que seguramente robaran sonrisas en las caras de personas a las que nunca verá. El programa está diseñado para escribir las cartas al estilo antiguo… con una bella letra a mano.

Esta trabajo tan sentimental, pero a la vez tan demandante, lo mantiene ensimismado y totalmente aislado del mundo externo.

No es extraño ver en la actualidad a personas que hablan con sus teléfonos inteligentes. Pero lo inteligente en esta cinta es que nos lleva a un acercamiento o Close up del comportamiento humano cuando las relaciones interpersonales se vuelven más frías que una cálida conversación con un dispositivo digital que te puede complacer en todo lo que quieras. Puede ser preocupante; pareciera como si todo esto de la tecnología y las redes sociales, tuviera como objetivo principal convertirnos precisamente en anti-sociales.

Es extraordinaria la manera en que el director y guionista, Spike Jonze (Adaptation, Being John Malkovich) plantea un análisis artístico, visualmente alucinante, de los contrastes y las similitudes de un mundo real y otro virtual, y las consecuencias de las decisiones de tomar cualquiera de los dos caminos.

El colorido de la película va de la mano con la historia. Los contrastes en la ambientación van desde la parte sombría que da la sensación de soledad, hasta los detalles de colores fuertes que adornan los escenarios e incluso el vestuario del actor principal para resaltar el aspecto humano y el sentimiento del amor. La película hace sentir nostalgia y una leve presión en el pecho, pero igual te lleva a momentos sublimes, de esos que igual por lindos, te dejan sin aliento.

En realidad la soledad de Theodore (Phoenix) comienza cuando termina su matrimonio con Catherine (Rooney Mara). Hago énfasis en el hecho de que me costó trabajo identificar a Mara; esta chica parece que se transforma con cada personaje que interpreta.

Conocemos un poco sobre la historia de este romance por el recurso de los flashbacks o recorridos a eventos pasados que son incorporados con elegancia. La cuestión es que en medio de esta crisis emocional Theodore (Phoenix) compra una sistema operativo con una inteligencia artificial que hace llamar Samantha (voz de Scarlett Johansson).

Este tipo de sistemas operativos existen en la actualidad, pero ubicada en un contexto más futurista, Samantha puede responder preguntas personales e incluso desarrollar sus propias premisas de acuerdo a la percepción de un mundo externo a través de la visión de su lente.

No se si es la soledad de Theodore, o el desarrollo de una inteligencia artificial que evoluciona, pero la cuestión es que entre conversación y conversación comienza a desarrollarse un vínculo íntimo que se convierte en amor. Sus charlas son de todo tipo hasta sexuales, a pesar de tener conciencia de que no existe una presencia física real. De alguna u otra manera “Ella” se convierte en la novia oficial de Theodore, una novia de bolsillo que igual interactua con sus amigos y hasta le hace sus berrinches.

Es una película un poco difícil, más que de entender, de aceptar. A nadie le gusta decir que se lleva mejor con su IPhone que con su pareja. Puede resultar escalofriante la manera en la que dependemos de todos estos gadgets y como podemos convertirnos en dependientes o llegar a quererlos más que a los humanos. Obviamente que en la cinta se ofrece una explicación extrema, pero a la vez convincente para justificar este hecho.

Con respecto a Joaquin Phoenix definitivamente que un extraordinario actor. El trabajo que realiza en la cinta implica un gran reto, ya que nos transmite todo esta montaña rusa de emociones que experimenta apoyado solamente por la voz de una mujer que no vemos (Scarlett Johansson). Si es una voz muy atractiva y sexy. Pero no aparece en pantalla, solo asumimos su presencia por su voz y por eso me parece magistral el trabajo de Phoenix.

De hecho todo el casting me dejo totalmente satisfecha. Amy Adams como la mejor amiga de Theodore, Rooney Mara la ex-esposa, Oliva Wilde la chica que busca una relación estable y que de seguro  en un hombre enamorado de una computadora no lo va a a encontrar….

La cinta para mi, es muy artística y presenta una propuesta muy elevada.

De hecho algo que llamo mi atención, y que en realidad no recuerdo en este momento algún proyecto similar, pero hay una escena en la que la cinta se va a negro por un espacio quizás de 10 segundos. Una eternidad en cualquier otro tipo de películas, pero en esta, hasta el oscuro se disfruta.

Le doy cinco palomitas.