Al principio de la película “Aftershock” se vive en un mundo superficial y la onda hispter de los jovencitos y los ya ni tanto, que bautizan a país de Chile como “el lugar indie de Latinoamérica”. No me preocupa eso, por lo menos las conversaciones alcanzan otro nivel más “intelectual”, por así decirlo, pero a final de cuentas el alcohol elimina cualquier subcultura o etiqueta elitista, y las catástrofes aún más.

Un grupo de amigos, el Pollo (Nicolás Martínez), Ariel (Ariel Levy) y el Gringo (Eli Roth) andan de reventón por todos los centros nocturnos de la ciudad, hasta que encuentran lo que esperaban, tres bellas chicas: Kylie, Irna y Monica (Lorenza Izzo, Natasha Yarovnko y Andrea Osvart).

Más de la primera cuarta parte de la cinta te introduce a los personajes y sus conflictos personales, como en el caso del Gringo con su reciente divorcio y la mala suerte que tiene con las mujeres. O el caso de las hermanas Kylie y Monica que son totalmente distintas; una muy liberal y la otra totalmente conservadora, y por lo mismo chocan.

En medio de este embrollo, de manera repentina este paraíso se convierte en un infierno cuando se desata un terremoto de magnitudes mayores y ellos se encuentran en antros muy oscuros, al estilo indie y subterráneos. Hasta aquí terminan los prejuicios de quien es quien, quien habla inglés y quien español, los problemas familiares.. De ahí en adelante el punto principal se centra en sobrevivir al desastre natural y encontrar una ruta de escape porque las replicas continúan.

Aplaudo la labor del director chileno Nicolás López en su dirección bilingüe y ofrecernos una cinta en la que ¡Ay Gracias! no se usa el green screen o pantalla verde, y se recurre a la escuela antigua en la que implica mayor reto físico para los actores pero que finalmente vale la pena. Parece que no pero si hace una enorme diferencia el usar sets.

Las actuaciones son convincentes. Logran transmitir el horror de una situación de devastación total y lucha por la supervivencia.

Pero como lo dice atinadamente el afiche del filme, peor que la madre naturaleza es la naturaleza humana. Con esto quiero decirles que nos introduce a una serie de obstáculos físicos que tienen que superar los protagonista, pero lo más desgastante es la bola de gañanes que surgen como depredadores nocturnos al acecho de otros seres humanos. Es escalofriante, pero real.

Una crisis de esta magnitud y esta naturaleza puede enloquecer a cualquiera sin excepción. Pero lo que si queda claro es que el karma existe. Ya lo verán

Puede ser que te quede alguno que otro hueco en la historia, así como en las construcciones de los edificios de Santiago de Chile, pero nada imperdonable cuando el saber quien logra sobrevivir es lo verdaderamente importante. ¿Lo lograrán?

Así que por una parte vemos como una crisis se convierte en algo que une y en el otro extremo algo que destruye.

Es el tipo de entretenimiento que te mantiene al borde del asiento, hay sangre por todos lados y hasta cierto punto un “ubícate” humano cuando la verdad vivimos en mundo tan superfluo.

Le doy cuatro palomitas.