Iron Man 3 es, sin duda alguna, una de las mejores películas de Súper Héroes. La cinta es capaz de satisfacer las demandas de las exigencias de los seguidores del Mundo Marvel, así como las de un público totalmente ajenos a los cómics. Puede disfrutarse como ente aislado e independiente (para quienes no han visto las películas anteriores).

Los efectos especiales, la historia, la dirección….. pero principalmente las actuaciones.

En esta tercera entrega el popular Súper Héroe está magistralmente interpretado por Robert Downey Jr. Como que se ha ido puliendo con cada una de las cintas. La actuación de Downey Jr. como el millonario Tony Starks/ Iron Man es brillante y convincente; esa mezcla de seriedad con chispazos de sarcasmo en lugares insospechados es simplemente genial.

A diferencia de las cintas anteriores somos testigos de una dualidad que abarca los extremos. Por una parte la irreverencia y el cinismo clásicos de Starks, y por la otra una zona vulnerable, lo cual considero da un mayor margen de interpretación explorando una faceta distinta que transmite sensibilidad y conexión humana.

Ser un súper héroe no es tarea fácil; es agotador y desgastante. Iron Man sufre ataques de ansiedad producto de batallas anteriores, ganadas, pero al fin batallas. La lucha para preservar la paz del mundo continúa, pero primero hay que poner en orden la paz interior.

Otra dualidad que encuentro, es la existencia de lugares comunes  (nada imperdonable) vs el romper con moldes previamente establecidos. Está ubicada en la época navideña,  lo cual le da un toque todavía más especial. Si alguna vez pensaste que las decoraciones de esa época y los villancicos no iban de la mano con un “blockbuster” veraniego… ¡Wake up! El mundo está cambiando.

Otro ejemplo es la atinada incorporación del actor infantil Ty Simpkins, interpretando a un niño moderno Harley Keener, de esos con los que te topas a diario y terminas por admitir que tiene más sentido común y es más maduro que muchos adultos que conoces.

Pero la maldad no toma tregua ni durante las fiestas decembrinas y el súper héroe tiene que volver a salvar al mundo, en un momento en el que su relación con Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) no está precisamente en condiciones óptimas. En otras palabras su mundo esta al revés. No puede ni siquiera controlar a los trajes que el mismo construyó.

Para acabarla aparece la amenaza de un despiadado terrorista “The Mandarin”, interpretado por Sir Ben Kingsley, presunto responsable de una serie de atentados que pronostican que la próxima víctima podría ser el Presidente de los Estados Unidos. Detrás de un buen villano existe el respaldo de una mente superior, pero claro orientada al mal, y es a través de Aldrich Killian (Guy Pearce) que se manifiesta de una manera sorpresiva. Me encantó también la actuación de Pearce.

Cuando me entere que Jon Favreau no ocuparía la silla del director y se limitaría a hacer el rol de Happy Hogan, el guardaespaldas de Stark, y que en su lugar estaría Shane Black, a quien ubico más como guionista, me hizo dudar un poco sobre el producto final. Pero me llevé una verdadera sorpresa, seguramente Favreau estuvo también supervisando la producción.

Los efectos especiales son simplemente espectaculares. Lo que me parece más alucinante son las escenas en las que aparecen casi como protagonistas los trajes de Iron Man.

Black en conjunto con algunos colegas desarrollo un excelente guión. Estoy segura que habrá quien este en desacuerdo en humanizar a los súper héroes, pero para mí los vuelve más atractivos y adaptables a un mundo en constante evolución en el que sin fantasía podría surgir en cualquier momento un personaje de esta naturaleza.

Como suelo decirles con este tipo de películas, no es una joya de la cinematografía moderna, aunque definitivamente se une a la lista de películas de culto en la actualidad. Iron Man 3 es una película que cumple con las expectativas de este género súper divertida, entretenida y palomera. Debo admitirlo. Me encantó,  le doy cinco palomitas.