“Woman in Black”, protagonizada por Daniel Radcliffe, cuenta con elementos que harán de tu visita al cine una experiencia interesante y terrorífica. Es curioso, porque aunque tiene detalles típicos del género de terror, es decir, un tanto predecibles pero que de todas formas te arrancan un grito, la última parte de la cinta ofrece una propuesta distinta, casi innovadora, que podría colocarla como un subgénero del terror clásico. Para los amantes de este género les va a gustar. Le doy tres palomitas. 

Durante el día de prensa, como les había comentado, inicialmente tuvimos la oportunidad de hablar vía Skype con James Watkins quien se encontraba en Londres.  Nos habló sobre la aportación de Daniel Radcliffe a la cinta: “Me dio mucha confianza y me permitió llevar su actuación a diferentes lugares. Creo que exploró y sacó a la superficie muchos aspectos diferentes de sí mismo y se exigió a sí mismo de muchas formas”. También abordo el tema del diseño más que de una época, de una dimensión, para sacarle ventaja desde el punto de vista visual. “Veo esta película en forma similar a un filme de Tim Burton. Es una historia sobre un hombre que se sube a un tren y llega a un mundo diferente”, dijo el director.

Y así sucede en la película. Arthur Kipps (Daniel Radcliffe) llega a un mundo raro en donde hay una casa en la que habita un fantasma que se encargará de asustar y atormentar al joven abogado, cuyo único propósito era venderla porque su cliente acababa de fallecer. La gestión, aparentemente rutinaria, se convierte en una pesadilla cuando aparece el fantasma de “La Mujer de Negro”. Pero los espíritus se encargarán de protegerlo. ¿Fantasmas y espíritus? ¿No son lo mismo? No,  de acuerdo al Psíquico / Médium A.J.Barrera quien también estuvo presente en el día de prensa de  “Woman in Black” nos aclaró la teoría que existe al respecto y nos ayudó a despejar otras dudas en torno a un tema en el que las preguntas y la inquietud son infinitas y siempre escalofriantes.