Pero todas estas expectativas fueron perdiendo fuerza y la trivialidad de una película comercial ganó la batalla. Entonces me rendí ante estos elementos y decidí divertirme, disfrutar de mis palomitas, de una cinta entretenida, y de mi compañero de butaca,  interprete simultáneo  que le traducía a su esposa,  si no literalmente el dialogo, por lo menos un comentario editorializada en torno a lo ocurrido. No.. no fue distracción, mas bien lo utilicé como un método  de medición. La pareja salió feliz del cine. Por otra parte me sentí acompañada por los Caballeros Medievales en esta cuesta de enero. 

– Los escenarios están bellísimos ( se filmó en los Alpes Austriacos).  

–  Me gustó la aparición de nuevas caras en la pantalla grande, un poco verdes, pero se Irán puliendo después de una oportunidad como esta: la brujita (Claire Foy) y Kay (Robert Sheehan).