Por Teresa Garza

Tanto se había promocionado la película “The Sorcerer’s Apprentice” que estaba lista para una refrescante zambullida, una calurosa tarde de verano, en el siempre interesante mundo de la magia, y sobre todo de Disney.

The Sorcerer’s Apprentice es una comedia romántica, épica y fantástica, en la que el mago Balthazar (Nicolas Cage) recorre siglos (en cuestión de segundos) para encontrar en pleno 2010 y en la gran manzana, a su aprendiz Dave (Jay Baruchel ), un joven que se resiste a creer en si mismo, pero que las circunstancias lo arrastran hasta el centro de un antiguo conflicto entre el bien y el mal, y es entonces cuando descubre su verdadero yo. El yo valiente y poderoso que existe en todos y cada uno de nosotros aunque no seamos magos.

Las actuaciones de Nicolas Cage y la de Alfred Molina ( ¡Ah como trabaja este cuate, apenas lo acababa de ver en “El Príncipe de Persia: las arenas del tiempo”) fueron excelentes. Me alegra que Nicolas Cage regrese a la pantalla grande, después de superar todos aquellos dimes y diretes que ocupaban los titulares con el tema de la bancarrota y sus deudas millonarias. Lamentablemente eso vende más que el talento, es un hecho.

En cuanto Jay Baruchel no me pareció mala su actuación, es solo que sus personajes son tan parecidos en sus últimos proyectos que no tengo punto de referencia. Quizás su personalidad sea así, medio nerd. Con esto logra abrirse camino en un competido mercado en donde todos quieren ser bellos e inteligentes.

La peli la podría resumir en increíbles efectos especiales, escenas atrapantes y una dinámica sorprendente, pero poca magia, más bien, mucha física. Una recreación de la animación de Mickey en “Fantasia: Aprendiz de Brujo” no fue lo suficientemente convincente como para atraparme en su mundo.

Para mí la combinación: Disney Studios + el Productor Jerry Bruckheimer + el Director Jon Turteltaub + el Actor Nicolas Cage = Cinco palomitas. Lo siento pero en este caso me anticipe demasiado en el pronósticos y después de ver la película , le doy tres palomitas.

Lo que sí me atrapó con cinco palomitos, se los confieso, es un simulador que proyecta de manera interactiva las lecciones que Balthazar le da a Dave en la película. Este simulador esta ubicado en Hollywood casi en la entrada del Teatro Kodak (donde se llevaban a cabo la entrega de los Oscares.) Estará por una corta temporada mientras continua la promoción de la película y es gratis. ¡Wow! Fue súper divertido hacer bolas de fuego y lanzarlas a su objetivo (y atinarle) y crear barreras radioactivas para protegerme. Yo soy malísima para los video juegos, a excepción del Tetris que nadie me gana, pero esta experiencia si fue mágica, más aún cuando después de lograr mis orgullosos 600 puntos (probablemente la puntuación más baja), la chica, de casi dos metros, encargada del simulador me cargo de forma sorpresiva para alcanzar a tomarme la foto del recuerdo. La cámara la tienen a la altura de los grandes. Jejejeje. Le agradezco el honor, ya que me dijo que era al primer adulto que cargaba. Jejejeje. Esa es una de las ventajas de ser pettite. A ésta experiencia si le doy cinco palomitas. Así que utilizando las matemáticas… 3 + 5 = 8 / 2 =….. Por todo lo experimentado en el proceso de “The Sorcerer’s Apprentice” le doy cuatro palomitas.

Miren la diferencia de estatura.